Un inmigrante mexicano indocumentado que trabajaba en andamios en un proyecto de construcción cayó 30 pies sobre cemento. Se fracturó el cráneo y las vértebras en el cuello y la espalda. Se demostró en el juicio que la compañía para la que trabajaba no le proveó una línea de seguridad, lo que habría evitado su caída.